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Thursday, July 15, 2010

Once

Fue un día soleado y caluroso el ultimo que pase a su lado. Fue como cualquier otro. El venia a mi casa, convivia con mi familia, veíamos una película y al final nos despedíamos. Creí que al día siguiente lo volvería a ver, pero que sorpresa la mía, que para nosotros ya no habría un mañana.
El simplemente se fue, por su propia decisión, en su propia manera.
Recuerdo que al despedirse de mi, en nuestro ultimo día, el se porto como siempre. Me abrazo tan fuerte, como siempre lo hacia. Eso significaba que me amaba. Le dije que lo quería mucho y el también lo dijo. Yo siempre podía ver en sus ojos, la forma en la que sus sentimientos se reflejaban en mi. Yo lo sabia, yo sabia que el ya no podía con esto. Pero por aferrarme a la idea de que el nunca seria lo realmente fuerte para hacer eso y que yo estaba segura que el nunca me haría esa clase de daño; estaba tan equivocada.
El reunió el valor suficiente y decidió que lo haría porque su vida era tan miserable, que ya ni lo que fuera a causar en mi le importaba.
Después de irse de mi casa, y al llegar a la suya, saco todas las pastillas que fueran lo suficiente mente fuerte para acabar con el. El era una persona saludable, lleno de vida. Necesito una gran combinacion de pastillas, pero claro que el sabia como combinarlas para que funcionaran, el sabia como juntarlas para lograr el efecto deseado. Y lo logro. A la media noche, al comienzo de un nuevo día, se tomo el coctel mortal. Paso un tiempo para que su cuerpo saludable y fuerte fuera decayendo. Fue dejando de sentir las piernas, luego perdió control de su cuerpo. Convulsiones, y después su corazón dejo de funcionar. Ese corazón que alguna vez fue mio, que yo lo tuve en mis manos, y que ahora ya esta muerto.
Recibí la llamada ese mismo día, me llamaron de su teléfono y conteste con la esperanza de volver a verlo, de que planearíamos que hacer ese día. Me equivoque. Era su mama, lloraba desconsoladamente, y al oírla llorar yo sabia que algo había pasado pero nunca me imagine lo peor, hasta que ella soltó las palabras. Llore desconsoladamente, a gritos. Quería yo morirme junto con el. ?Porque me había hecho esto el a mi?. Era un pensamiento tan egoísta, pero no encontraba a nadie a quien culpar de esto mas que a el.
Como iba yo a vivir sin mi compañero, sin esa persona que me conocía tan bien que me hacia enojar lo bien que me conocía.
Por cierto, el día que me dejo fue un 11. La fecha correcta y a la vez que haría sentirme miserable, y que se quedaría grabada en mi mente mas de lo que ya lo era.

1 comments:

Anaid said...

Karla, por favor dime que ésta es una de esas historias que te inventas...

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